sábado, 2 de abril de 2011

Acaba de pasar

Acaba de pasar Hemingway. En esta tarde de sábado, en la que no pasa nadie, Hemingway mira como él sabe y puede y se marcha con la pipa entre los labios.

También se va Zapatero…

A Gadafi no lo sacan, si es que aún está. El petróleo manda. No tengo la menor des-esperanza de que algo así ocurra en Venezuela.

Como estoy nostálgica y cuando esto ocurre solo los malos pensamientos se retuercen entre mis neuronas, como ánimas en pena,  me resulta inevitable pensar en los viejos retratos. Chávez y sus acompañantes harán historia en los museos no revolucionarios: aquí, con Saddam Hussein de chofer, de camino a su particular infierno; en esta otra, con Robert Mugabe, abrazos, aspavientos, cenizas; más allá, con Muamar el Gadafi de manitas y mostrando encías, tragedia: la que estaba y la del porvenir. No me olvido de otras bellas imágenes que adornan mis recuerdos. El malecón y La Habana las enaltecen.

La calle sigue solitaria. Hora de marcharse, no vaya a ser que vuelvan los fantasmas.

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