Katyn es el destino fúnebre de aquellos intelectuales y líderes polacos asesinados por el Gobierno de Stalin, crímenes reiteradamente rechazados por la Unión Soviética en lo que respecta a su responsabilidad directa y atribuidos a la Alemania nazi.
Ayer, la comitiva polaca encabezada por su Presidente se dirigía a esos bosques de Katyn para conmemorar el hecho; les recibiría y acompañaría Vladimir Putin, y al instante me acordé de la opresión en el pecho y profunda tristeza que sentimos durante la visión de la película, de esa sala solitaria de la que partimos en silencio, perpetuado durante una hora, hasta que llegamos a casa, sin hacer caso del frío, del largo paseo y de la noche.
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