jueves, 25 de junio de 2009

Don Plácido, las palomas y nosotros

La tarde de ayer vivimos uno de esos ratos que nos reconfortan con el carácter de superviviente cultural.

Escenario: Palau de las Artes. Miento, era la Plaza de la Virgen. Intérpretes: Plácido Domingo, Eva-María Westbroek, Jennifer Wilson y… No, no, éramos los miles que estábamos en la Plaza, los que desde sus balcones merendaban bocadillos y helados de nata al son de las trompetas wagnerianas y las palomas que volaban en tropel con los aplausos.

Durante esas horas privó la ilusión por apreciar un espectáculo que ha podido realizarse gracias a la contribución de todos, esto es, de los que pagaron y agotaron las costosas entradas del Palau, de quienes pagamos los impuestos que permiten destinar el espacio público a un bien de uso común, y de los ideólogos que intentan no desconsolar a las masas en su orfandad cultural.

El escenario del Palau dentro del escenario de la Plaza, las gárgolas de la Catedral de Valencia, testigos de la tragedia de los hermanos incestuosos, y nosotros, por fin, sentados y juntos sonriendo y llorando, apenas acariciados por la suave brisa de un verano en ciernes.

lunes, 22 de junio de 2009

Vacaciones

Este sábado, mientras recorría con gran placer la sede del Mercado Central de Valencia, descubrí que pasaría mis vacaciones de este año en muchos países del Mundo.

Me dirigí –al principio sin intención– hacia cada videocámara que encontré en los distintos pasillos que conectan el territorio de los cadáveres más hermosos que he visto en la vida: cerezas, vacas, albaricoques, corderos, melocotones, peces espada, peras, caballos, sandías, atunes, calabacines, avestruces, tomates, anguilas (perdón, estas vivían), lechugas y ya.

Así que, como si estuviera en una escena loca de Amelie, de Juno o de Happy, decidí cerrar los ojos y girar en medio de tanto color mientras decenas de flashes y el REC de las cámaras me iban trasladando a un montón de países que ya había perdido la ilusión de visitar: Alemania, Dinamarca, Japón, Reino Unido, Nueva Zelanda, Irlanda, Corea del Sur, Noruega, México y los que creía ver, entender, según las caras e idiomas de los parlantes. “Las peras y esa mujer”, “Los pasteles y ella”, “El jamón y la intrusa”, serían algunos de los títulos de fotos o vídeos que seguramente terminarán en la basura del ciberespacio, aunque antes pude colarme por las hendeduras que mi empeño permitió.

Un poco aturdida al abrir los ojos continué maravillada con la delicada transparencia de la cúpula del Mercado y con las gentes que lo miran todo con tanto gusto como yo, y redescubrí que un mileurista cuenta con miles de recodos que apaciguan los días de la memoria que le salvará.

jueves, 18 de junio de 2009

Y la nave va

No podía imaginar otra actitud por parte de las autoridades venezolanas en relación con el crucero que ha sido sometido a “cuarentena” en las costas margariteñas, según información de la prensa española durante esta mañana.

¿Un crucero? Uhmmm… oligarcas temblad. ¿Gripe A? La excusa perfecta. ¡Allí se quedan, nuevos ricos! Claro, primero hubo que rescatar a los 376 venezolanos (o 342 -dependerá del periódico-) que involuntariamente han sido sometidos a esos vaivenes, y que, de seguro, por una cualidad llamémosla “de superioridad nacional”, son inmunes a cualquier virus, por lo que la Sanidad de mi país de origen habrá establecido, sin duda alguna, la imposibilidad de un contagio. Es así como han sido rescatados y de acuerdo con información que va a velocidad de crucero, la nave se dirige ahora a las costas de Aruba.

Sería ingenioso que el barco vaya atracando en cada país en los que cuente con nacionales. Claro, el más de centenar de españoles lo tendrá difícil, pero quizá sirva para rememorar los larguísimos viajes que debían enfrentar los emigrantes que cruzaban el Atlántico en búsqueda de fortuna.

En cualquier caso es justo pedir que la prensa de ambos países se ponga de acuerdo, sobre todo ahora que no hay excusas comunicativas. La de Venezuela indica el malestar existente entre los pasajeros; la de la izquierda española habla de total tranquilidad, mientras que la de de la derecha prácticamente deja oír los gritos de los anclados en alta mar.

lunes, 15 de junio de 2009

El primer día

Esa única mañana en el piso en el que por primera vez se duerme deja una grata sensación que va desapareciendo de la memoria. Por unos minutos, es posible que el alto coste del alquiler o las condiciones del espacio que al principio nos hicieron dudar sobre ocuparlo o no queden de lado, pues se entra en una fase de optimismo en el que las expresiones “lo lograremos”, “cada día es una lucha”, “el sol sale para todos” son clichés resabiados que se repiten con cierta ilusión.

La sensación descrita sigue desvaneciéndose con resistencia de mi parte con el transcurso de los días. La humedad, propia de la región, se cuela por cada uno de los poros de las paredes, pero, como dice la vecina, lo que es malo para el pulmón es buenísimo para el reuma. Cuando llueve, un par de gotas asoman y discurren ligeras desde la terraza hasta la cocina, con el consiguiente tobo tercermundista que resuelve el problema; desplegar las cortinas deshilachadas obliga a patentar manualidades; el sofá de asientos carcomidos nos enseña a equilibrar el cuerpo para “una mejor caída”; el aserrín que va desprendiéndose del mueble de formica alimenta nuevas vidas minúsculas…

También es posible obviar por momentos las insólitas condiciones de alquiler a las que se ven obligados a convenir los inquilinos con los propietarios. Puede afirmarse con ingenua seguridad que si no se produjeran tantos agravios a la propiedad, si quince o cuarenta no transformaran un piso de dos habitaciones en hotel rancio, si se cumplieran los plazos de pago de manera constante, o la palabra “deuda” en los casos del agua o de la electricidad brillara por su ausencia, insisto, puede asegurarse que los propietarios y las inmobiliarias que les asesoran harían prevalecer la Ley y el justiprecio sobre cualquier medida que deben tomar a la fuerza. ¿Ese es el argumento? Muy bien, confiemos en que tal sería el patrón a seguir.

Y podemos también sacudirnos de ese recuerdo amargo-engaño descarado de aquel par de inmobiliarias que ofrecen pisazos a 500 euros, exigen visitar sus oficinas, pagar una comisión de servicios para gestionar las visitas y descubrir con tristeza mal fingida que el chollo se alquiló, ¿todos?: “Oh sí, qué pena, pero quedan los pisos de 800 euros”.

No importa ahora, viva olvidar, viva el carpe diem, hay un hogarcito de promesas y realidades que deben coexistir hasta el siguiente logro de metas. Esa es la ventaja de ser un mileurista: conducirse poco a poco, como los padres, como los abuelitos.

Espera, espera un momento… ¿cuánto tiempo demoraré hasta llegar al siguiente paso, esto es, la hipoteca?



jueves, 11 de junio de 2009

Algunos desahogos virtuales. ¿Por qué la mayoría de los destinatarios se abstienen de opinar?

A dos años de nuestra nueva vida (carta del 28-04-09)
(Reflexión y carta en la que se responde a un nuevo correo en el que prevalece la visión de los extranjeros como problemática)
Hoy, a dos años de nuestra llegada a España, vemos cómo va creciendo el tufillo xenófobo en cierto sector de la población. En los programas de radio, por medio de correos como el que nos acompaña (esta tercera vez, enviado por un familiar), que se expanden con gran éxito en la red, etc., se aprecia como ante la imposibilidad de resolver la grave problemática económica, la inmigración carga con el lastre de la culpa, responsabilidad avalada por las administraciones, que nos han permitido una presencia activa en los servicios sociales y en todos los órdenes de la vida.

En el transcurso de los trámites para obtener la nacionalización de S., una funcionaria del Registro Civil nos hacía una única pregunta: "¿Estáis adaptados totalmente a la forma de vida valenciana?". Ante la generalización que la interrogante planteaba, no se nos ocurrió sino agregar que aprendimos a hacer una buena paella y que durante Fallas paseamos por la ciudad, aunque nos fue difícil no taparnos los oídos. No muy contenta con lo que debió considerar una "gran" ironía espetó que agradeciéramos el que no nos exigieran pruebas severas como en Dinamarca. Yo le comentaba que esa mentalidad era la que propiciaba la inmigración que no quieren los españoles: poco adaptada, aislada en guetos y protegida en la conservación de costumbres y rituales que aquí pueden repeler a muchos -entre los que yo también me encuentro-.

¡Tienen que ser exigentes como en Dinamarca!

Porque, al fin y al cabo, no es un problema de culturas, sino de educación.

En fin, que no repetiré lo que pienso sobre el asunto, pero sí que no estaría de más que antes de solicitar “adepciones” regionales, nos pregunten alguna cosilla sobre la historia de este país-PAÍS, nuestro maravilloso idioma, el ESPAÑOL, su tradición y geografía, porque solo así terminaremos entendiendo los entrevistadores y los entrevistados que lo que ha formado a la actual España es la amalgama de culturas, ni más ni menos. Y eso es una perogrullada, pero parece olvidarse. Y quizá, de esa forma, los que de origen no pretendan adaptarse, retrocedan en el intento de cubrir sus necesidades en un medio que les exige un esfuerzo que jamás pretenderían adoptar.

Salud, ¡y felicidades por estos dos años en los que, al menos yo, he aprendido a valorar cada logro, a ser agradecida, menos ñoña y a vivir un día a la vez!

Un abrazo,

Ada.
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Hammarby (carta del 24-04-09)
¿Por qué no intentarlo? ¿Por qué siempre Suiza, Suecia, Dinamarca, Canadá, etc.?

¿Qué tal si entre todos "nos compramos" un buen pedazo de tierra y empezamos a vivir con humanidad?

No todo es perfecto, porque los individualismos siempre aparecen, pero es posible llegar a resultados, con planificación y tiempo.

En Latinoamérica tenemos tanta agua, y la electricidad, el gas y la gasolina son tan baratos
-en relación con Europa- que creemos en la eternidad, pero no es así. Es solo cuestión de tiempo antes de empezar a tropezar con realidades, en particular, cuando sufrimos tan malas gestiones administrativas.

Quizá, podamos comenzar con detalles en nuestra casa y compartir con los conocidos, los propios niños de la familia, etc. Y perdonen, pero es que ayer, cuando vi a una pareja muy joven, en edad escolar (además, no parecían inmigrantes) que tenía a medio metro la cesta de basura y que lanza sendas latas al suelo, sin inmutarse, me pareció que estamos muy perdidos y camino directo a la destrucción.

http://www.sweden.se/sp/Inicio/Estilo-de-vida/Lectura/Hammarby-Sjostad--vida-ecologica-en-el-centro-de-Estocolmo/

Bueno, ya,

Ada.

P.D.: en el artículo han escrito "víveres" con v-b, mal, pitido; en fin, insisto, todo va degradándose.
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Carta enviada al conductor del programa “De Costa a Costa”, Félix Madero, leída en el programa en fecha 16 de febrero de 2009

Estimado Sr. Madero:

Soy hispano venezolana; es decir, padre español, madre venezolana y hoy en día, emigrante retornada. Llegué a España en 2007 y estoy viviendo esta "crisis" en toda su dimensión. No obstante, los "vejámenes" económicos se me hacen mucho más soportables que la presencia diaria de un Jefe de Estado que entiende el ejercicio de la Presidencia como el dominio de su hacienda personal. No entraré en detalles sobre lo que considero puede investigarse con facilidad en los medios de comunicación, pero sí le diré que comparto -como venezolana y como española, pero sobre todo como persona- su opinión sobre la equivocación de los venezolanos al reelegir a Hugo Chávez como su destino gubernamental.

Sin embargo, se error es atribuible a varios factores: 1) los años previos a Chávez que se agotaron en alternancia de partidos políticos muy preocupados por mantener ese poder; 2) el resentimiento generado en un pueblo, mal educado, porque ningún Gobierno se ha preocupado por darle prioridad a la formación cívica y académica, rabia alentada por el actual régimen y muy bien aprovechada al momento de alcanzar votos como los de ayer.

El pueblo que vota a Chávez tiene una esperanza ciega en lo que considera su última posibilidad. Esa esperanza no tiene asidero en la lógica, sino en la rabia. Y sí, es cierto que hay mentes educadas que apoyan este "proceso": se trata de los llorones de la revolución cubana (con minúsculas), de la Rusia poderosa, de aquel Manifiesto que se cree puede alcanzar mejores puntales en Sudamérica. Pero esta es una minoría, Sr. Madero, porque al cabo, esos 6.000.000 de votos (si no se manipularon cifras) no saben de ideologías o conceptos; se sustentaron en la ignorancia de un pueblo enfermo de miseria, de violencia (más de 10.000 homicidios al año) y de dádivas amparadas en la renta petrolera. No se espere otra cosa. No hay más.

Así que apoyo su comentario; en ocasiones, ser categórico no nos hace inflexibles, sino consecuentes con nuestros ideales.

En realidad, no he huido de Chávez, sino de la venezolanidad que pretende levitar con su líder.

Gracias,

Ada Iglesias Marquina.
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Una chica con sueños maduros (carta del 17-04-09)
Antes de que vean el video quiero comentarles algo. Este programa británico es el equivalente al de American Idol en USA u Operación Triunfo en España, o tantos otros alrededor del Mundo. Irrelevantes, la mayoría, de mero entretenimiento o absurdos, pero tienen éxito y los hemos visto para consumir más horas de ocio sin trascendencias.

Quise ver el video después de leer la información en un periódico. El jurado tuvo que disculparse por ser irónico y reírse de los 47 años que confiesa tener (y que no ha disimulado con tintes, cejas finas ni capas de pintura), así como de su sueño: ser cantante profesional. El público también se ríe. Estamos en Reino Unido, un país elogiado por ser de amplio espectro mental, pero a ella le aplican el doble prejuicio de ser gorda o no verse atractiva para los estándares de nuestra sociedad y tener sueños a una edad en la que muchos terminan su carrera en el mundo de las artes escénicas. Me sorprende que abran su boca ante su bella voz, es como si una mujer de esa edad que además ha confesado que nunca tuvo novio, nunca le besaron y que espera que alguien lo haga, aunque sea en una mejilla, digo, me sorprende que esperen de ella que no tenga cualidades.

¿Es más bella la rubia del jurado? La mayoría dirá que sí, pero yo creo que lo que hace bella a la rubia del jurado es la disculpa que le da a la señora Susan, no su cabello teñido, ni las capas de maquillaje, ni la imagen aceptada y valorada a la que nuestra sociedad se ciñe. Ahora, harán de Susan Boyle un mito, etc., etc., venderá discos, conseguirá novio, y todo lo visto y no visto, pero a mí, en este punto, sigue causándome dolor lo mismo: una mujer no puede ser solo persona, y la femineidad está asociada a su apariencia. Sentencia y juicio...

Las crisálidas... han sido gusanos y luego, volarán. Aunque tal vez algunos gusanos prefieran volar sin alas llamativas. Para nadie es tarde.

Un abrazo,

Ada.

http://www.youtube.com/watch?v=luRmM1J1sfg
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Mensaje ante un aparente nuevo año (carta del 29-12-08)
(…) Nunca vemos más allá de nuestras certezas y, lo que es más grave todavía, hemos renunciado a conocer a la gente, nos limitamos a conocernos a nosotros mismos sin reconocernos en esos espejos permanentes. Si nos diéramos cuenta, si tomáramos conciencia del hecho de que no hacemos sino mirarnos a nosotros mismos en el otro, que estamos solos en el desierto, enloqueceríamos. (…)

Yo suplico al destino que me dé la oportunidad de ver más allá de mí misma y de conocer a la gente.

Muriel Barbery. La elegancia del erizo, Seix Barral, p. 159.

He pensado en algunas de las situaciones que más me incomodan en mis relaciones con los conocidos y con los desconocidos. Normalmente, nos saltamos mucho eso de "ponernos en el lugar de los otros" o delicadezas que creemos innecesarias. No siempre la practicidad debe avasallar y eso de que "vida no hay más que una" solo es válido si llenamos esa vida de grosuras, pero también de detalles. Una vida bien pesadita, compacta, pues. ¡Ojalá!

Estos pensamientos han coincidido con la lectura de un libro encantador que cito arriba. Una conserje o portera y una niña superdotada se encuentran en su mundo desvalido para recuperar la delicadeza, la belleza. Ha sido una reflexión grata en estos tiempos que vivo y que también viven.

Me he propuesto recordar ser un poco más considerada con los que pueda y detenerme a escuchar y a atender.

Por ello, decidí que es necesario comenzar desde las aparentes minucias: recuperar formalidades que me estorbaban es un camino, un método de inicio. En fin, creo que me he propuesto envejecer, pero con esperanza. Así que, mientras hojeaba una revista con descuidada benevolencia, reparé en las viejas normas de cortesía, esas de toda la vida, que ustedes y yo conocemos, ahora complementadas con palabras como "netiqueta". Y eso, solo por recordarlas y porque algunas nuevas aprendí hoy, es lo que compartiré este año como mensaje de "Año Nuevo", para que a su vez, si les parece, las hagamos extensivas a hijos, padres, amigos… ¿Se imaginan? ¡Un Mundo en que todos, absolutamente todos digamos "buenos días" si corresponde, no nos hagamos notar con el sonido de nuestro móvil/celular en un concierto, el chasquido del chicle en el autobús, un espacio cordial en el que "nuestros" niños sepan escuchar o abstraerse sin interrumpir con gritos una conversación de adultos! Y mejor: ¡un mundo de netiqueta en el que al menos nos esforcemos por enviar mensajes sin errores ortográficos! Solo por consideración, solo por el mero detalle de respetar a alguien o algo, aunque sea la Gramática del bellísimo idioma español, un elemento más que integra, ¡jamás excluye!

De todos modos, les confieso que denominar como "nuevas" las pautas de convivencia civilizada, algunas de toda la vida, es triste. Pero podemos sonreír cuando leamos un par de ellas algo tontas. Cada cual que determine lo que empleará o no. Es solo un recordatorio de pequeñeces que contribuyen a llamarnos "personas". Y, al fin al cabo, es un artículo de revista sin demasiadas pretensiones. No pidamos peras al olmo.

Quizá desde lo diminuto sea posible abordar el monstruo…

Felices fiestas, amigos, y buenos propósitos para siempre. ¡Aprecio tanto que compartamos esta vida!

Ada.

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La supuesta comunicación de una emigrante (carta del 2-11-08)
(Respuesta al texto enviado por un compañero de trabajo en el que un supuesto emigrante relata sus “vivencias” en la realidad española que tanto parece disfrutar.)

Lamentablemente, España está viviendo un brote xenófobo que, como en otros períodos históricos y otros contextos, suele producirse para "dejar de lado" problemas de fondo. Esta carta me la envió un compañero de trabajo y la titula como "cojonuda". En otras palabras, le sugiere admiración que alguien se haya encargado de denunciar lo que muchos piensan, a pesar de tratarse de un texto que deja a la totalidad de los emigrantes como un colectivo de aprovechadores inescrupulosos.

En el segundo correo le he respondido. Lamento si se hieren susceptibilidades.

Saludos,

Ada.


Sobre la "Carta de una emigrante" escrita por un español

Tengo una respuesta doble sobre esa carta. La primera, ¿quién ha permitido que la legislación española deje tantos huecos? Eso, en favor del español dolido que escribió la carta. Segunda, ¿y el dinero que ha salido de Latinoamérica, arruinándola, de parte de todos los inmigrantes que prefiriron invertir en bancos españoles en lugar de los bancos nativos?

Latinoamérica ha tenido muy malos gobernantes, cierto, pero también ha padecido muy malos emigrantes. Lo sé, los he observado desde dentro, como hija de emigrante que no quiso marcharse, como sí hicieron el 70% de sus conocidos, y como hija de nativa.

Suscribo buena parte de lo que dice la carta, pero no hace falta aplicar ironía en un tema tan obvio. Lo que trasluce es rabia y una xenofobia que habla muy mal de la apariencia de diversidad. Todos los emigrantes que han -hemos- salido de nuestras tierras, empezando por todos los españoles que se marcharon y que ayudaron a levantar sus pequeños pueblos y las finanzas de los que se quedaron, todos, emigraron en búsqueda de mejores oportunidades. En el camino, muchos de ellos hicieron lo que quisieron en los países a los que llegaron. Trabajaron hasta la última gota, pero también se amoldaron a la corrupción de esos países. En Sudamérica levantaron algunos negocios muy gordos a cambio de importantes comisiones a los funcionarios nativos. Supongo que no ocurrió lo mismo en Suiza, por obvias razones, pero también se marcharon buscando un mejor camino. Vuelvo a Sudamérica por un momento, ¿la corrupción no los convierte en delincuentes? Sí, pero es más obvio delinquir robando, y lo otro, bueno, lo otro, es políticamente correcto.

Esta generación de españoles se ha olvidado de su o de sus guerras. Se ha olvidado del hambre, de las escasas infraestructuras, de la miseria extrema. Cuando el contingente de europeos llegó a América se encontró con un territorio resplandeciente. Un ejemplo: a principios de los 50, en Venezuela se habían construido las mejores autopistas, puentes fabulosos, todo en medio de montañas verdes, riachuelos y ríos limpios, gente que esperaba mano de obra. No había chabolas; solo un país virgen para explorar y explotar. ¡Vaya si se explotó! Todos se aprovecharon de esas tierras. Ya sabemos lo ocurrido. Era un territorio de paso, a nadie le importaba demasiado su destino. Ese territorio prometedor se transformó en un vertedero de desesperanza. Al emigrante no le importaba demasiado; ya he comentado antes que -salvo honrosas expcepciones- era mejor amoldarse a las circunstancias. Y esas circunstancias no eran sino los gobernantes y funcionarios de turno. La consecuencia de tanta desolación es Chávez, aunque algunos hayan pretendido verlo justamente como un redentor. ¡Qué vergüenza! Por cierto, muchos emigrantes votaron por él.

Es evidente que España ve de lejos la posibilidad de vivir peores momentos. Pero confío en que aplicaremos la educación, un mínimo de educación dentro de tanta indiferencia y rabia para ponernos en lugar del senegalés que prefiere perder la vida en el mar antes de perderla tragando arena y moscas, o asesinado por un conflicto entre etnias. Sé que, pese a esta carta de un supuesto emigrante, alguien entenderá que la ecuatoriana que va en el autobús y se pierde en sus pensamientos está mejor aquí que en el barrio de chabolas en el que no existe la menor posibilidad para sus hijos y padres, salvo trabajar desde niños hasta la edad más avanzada que la salud permita. Allí, la vida vale un par de zapatillas deportivas. Cuando digo allí, hablo de la mayoría de los barrios pobres de Sudamérica. Salir después de la 6 de la tarde en un barrio marginado caraqueño es un riesgo que salda más de cien vidas cada fin de semana. Les cuento, solo por homicidio las cifras registran en 2007 unos 13.000 fallecidos ¡solo en Venezuela!

¿Algún español de hoy en día o de los de antes soportaría esto? No, saldría corriendo como han comenzado a hacerlo todos aquellos que tienen deseo por alcanzar una mejor vida, aunque los trabajos sean los peores que se puedan obtener. No importa, esos empleos son valorados y apreciados. Poder vivir en un piso decente, con salubridad y comer tres comidas es el mayor lujo que un emigrante de clase baja, pobre, paupérrima, puede anhelar. Y si una legislación condescendiente para lo peor y para lo mejor se lo permite, se aprovechará hasta el límite.

Para todos debe haber límites, pero más aún, deben vislumbrarse oportunidades.

Espero que todas las personas que han recibido la carta de rabia que escribió un español y que suscribe -también paródicamente- un nombre "latino", también puedan leer esta carta de una emigrante que ha vivido entre las dos culturas, que pasa por española solo hasta que abre la boca y perciben su acento. Pero soy española por un trío de motivos: crecí mirando a España, cierto; la Ley me consagra un derecho "de sangre", pero además, soy un ser que mentalmente hoy prefiere asimilarse a lo que se espera de este país que a la falta de oxígeno que he dejado. Es decir, soy una persona que conscientemente prefiere escoger esta oportunidad es este preciso momento de su vida.

Sólo es un problema de educación mutua, legislación local -no permisiva, sí justa para ambas partes- y humanidad, humanidad y humanidad...

Ada.

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La moda en La India (carta del 3-08-08)
(Comentario sobre archivo en el que se observa el trabajo-esclavitud de trabajadores indios en fábricas hacinadas para producir calzado de moda.)

Me parece útil recordar que tras el "fashion" que pretende embelesarnos hay submundos de los que apenas vemos aristas. Sí podemos cambiar cosas, aunque me replicarán que tal vez surgirán otras más desalentadoras, lo sé, pero a lo mejor vale la pena detenerse en la marca de algunos productos que compramos y sus sistemas de elaboración. Nada nos cuesta investigar ahora con Internet por delante.

Me gustaría comentarles un tema que se relaciona en algo con lo que les digo. Ayer veía un programa sobre la "alta costura" y las señoras que la consumen, círculo tan cerrado, que apenas es posible conocer a algunas de sus usuarias, más por alguna indiscreción producto de un nuevo-riquismo que no va acompañado de educación (según el resto), que por la publicidad que se genera alrededor.

Algunas de las entrevistadas comentaban que tras vestirse de alta costura jamás volverán a usar un traje normal. Un vestido de esa especie cuesta alrededor de 100.000 dólares. Pero, en realidad, nos les ponen precio. Las clientas dan una cantidad, y la casa que elabora el traje percibe el abono.

Los famosos diseñadores, en algunos casos, solo son nombre y cara. Muchos de ellos no diseñan ni cosen, en particular esos vestidos de alta costura.

Estas señoras hablaban con absoluto desprecio de la ropa en serie, de las cadenas de ropa, etc. Casi todas ellas eran mujeres cincuentonas, unas maquilladísimas, otras, ligeramente más discretas, si por discreción puede entenderse llevar encima un abrigo de piel genuina (con lo que sabemos sobre las cadenas de animales en extinción, etc.)

Pero lo curioso es que nosotros-nosotras contribuimos a mantener esa madeja de ilusiones ruines. Compramos las revistas, creemos que las actrices son admirables por llevar un vestido de ese tipo (por cierto, las actrices no forman parte de ese círculo cerrado; ellas solo son escudos de algunas casas de moda, pero, en su mayoría, no son muy bien vistas en ese círculo); copiamos modelos, soñamos en invertir dinero en moda, moda, moda... Y solo somos el eslabón final de un aparataje que vive de esas ilusiones.

Que nadie intente engañarnos: la moda no es cultura; es una subcultura a la que le damos relevancia en un mundo que sigue extinguiéndose cada vez más rápidamente. Y somos nosotras-nosotros quines debemos despreciar a quienes pretenden erigir ese "subalgo" en vida.

Analicemos un poco más estos temas. Somos fuertes porque somos más y tenemos cerebros y estamos hechos con la misma piel que el cerrado círculo que basa su realce en la segunda piel con la que se cubre.

Ay, ¡pero qué bien huelen las áreas de perfumería de los grandes almacenes!

Saludos,
Ada.